“La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor” Paulo Freire
Enseñando y aprendiendo con sabor a compasión... Una gesta educativa de nuestro país para nuestros satos
El reto de salir a nuestros trabajos y encontrarnos con mascotas sin dueños deambulando por nuestras calles, campos, playas y escuelas, es muestra de lo evidente y necesario de trabajar el tema del bienestar animal. Es mucho lo que se ha discutido dentro de las posibilidades infinitas del cambio que se necesita y el enfoque en el que en este país se trabaja con el tema. Es incuestionable que, desde la zapata del sistema educativo en Puerto Rico el cambio se debe dirigir a un discurso práctico y viable sobre la compasión y el respeto a toda forma de vida.
En el 2018, un evento transformador para nuestra fundación, PR Animals (https://www.pranimals.org) nos brindó esa oportunidad, firmamos un acuerdo colaborativo con el Departamento de Educación de Puerto Rico junto con los y las maestras del Programa de Salud, con el objetivo de unir esfuerzos, adiestrar sobre el tema de la relación humano animal y educar sobre la importancia del bienestar animal en Puerto Rico. Dicho esfuerzo ha nacido de un colectivo que ve la necesidad de nuestras comunidades reflejada en el rostro de esas mascotas sin dueño luchando todos los días para sobrevivir y que llevan la peor parte de la violencia a la que todas y todos nos exponemos en este país diariamente. El trabajo ha sido intenso y lleno de mucho compromiso en lograr la coordinación y el diseño apropiado para trabajar un tema que nos llega muy de cerca al corazón.
No le vamos a negar que la primera vez que dimos el taller nuestras rodillas temblaron. Esto no es una cosa fácil pararse al frente de los educadores de nuestro país. Estamos honradas y muy conscientes de la labor titánica que embarcan a diario con las niñas y los niños de nuestro país. Nos preguntábamos, ¿qué le podemos decir que resuene en ellas y ellos? Y que no suene a tantas iniciativas que se quedan a mitad por falta de apoyo. Pues, les tenemos que admitir que la aceptación fue muy reveladora y nos transformó el corazón. Muchos y muchas de los educadores que nos acompañaron son corazones y mentes que anhelan ser parte de la solución y así atender este asunto tan único e importante. Los temas que se trabajaron fueron diversos, pero se enfocaron en la relación humano animal y la importancia que tienen en nuestras vidas. Hablamos de nuestras mascotas y como impactan en nuestro bienestar, del tema de bienestar animal en Puerto Rico y tocamos los temas de abandono, sobrepoblación, adopción y colaboración. Nuestro enfoque, siempre estuvo dirigido en el bienestar animal apostando a la educación compasiva, para que en un futuro no haya mascotas abandonadas y viviendo bajo condiciones horrendas.
El resultado ha sido significativo, han sido tantos las y los educadores que nos hablaron con el corazón en la mano de los animales que ayudan, pero, sobre todo, de los animales que no pueden ayudar… compartimos un espacio lleno de dolor, frustración, pero matizado de esperanza y trastocado por optimismo. Nos llenamos de esperanza por estas iniciativas, algunas de ellas diseñadas por maestros y maestras en su quehacer y que apalabran la relación humano animal como una legítima e importante para los niños y jóvenes dentro del sistema. Pero sobre todo se inserta en sus comunidades plagadas de barreras socioeconómicas, violencia y resiliencia colectiva. Esta experiencia nos provee una oportunidad de compartir información que valida la importancia de estas iniciativas y le dejan saber a muchas y muchos que no están solos ni solas en esta batalla. A su vez, reconociendo que la mayoría de nuestros estudiantes, viven o comparten sus vidas con mascotas y las investigaciones hechas en Puerto Rico así lo validan.
A todos los que coincidimos en este espacio nos provoca inmenso dolor por aquellas mascotas sin hogar que no se pueden ayudar o por los que tuvimos que dejar ir. Debemos admitir que todavía no hay un sistema estructurado y eficiente de cómo trabajar el asunto de bienestar animal en Puerto Rico. Es muy triste reconocer que en lo que respecta a la educación, siendo este un pilar esencial en promover y dar acceso a la discusión académica del tema de bienestar animal termina recayendo sobre la bondad de muchos educadores, que, con su sueldo, apuestan a la compasión colectiva de su comunidad escolar. Para muchas y muchos es un espacio que les brinda el apoyo ofreciendo un foro para atender el problema de forma colectiva. Mientras que, para otros, es un espacio que aún no tiene la apertura para comprender que, el bienestar animal es una mirada hacia el colectivo y la comunidad, así como, una representación de una sociedad saludable y balanceada. Si no lo trabajamos, nos quedamos cortos en comprender la interrelación de todas y todos en este planeta.
Durante los encuentros se abrió un espacio de confraternización en el que no daban abasto las anécdotas sobre los innumerables beneficios que trae esa relación humano animal en el proceso de enseñanza y aprendizaje, de cada uno de los educadores que comparten nuestra visión. Hubo maestras que nos contaron que rescataron chopas y ahora las usan para crear conciencia sobre las mismas. Supimos de una maestra que anualmente coordina en su escuela un “Pet Day” permitiendo a los y las estudiantes, pasar el día con sus mascotas y al final se realiza un desfile en el que los alumnos muestran sus gallos, caballos, perros y hasta serpientes, permitiendo romper esquemas sobre las mascotas y abriendo canales de comunicación sobre lo que representa su cuidado. Por otra parte, maestros que nos expresaron que han adoptado gatos que ronronean y acompañan el proceso educativo en su sala de clase, mayormente importantes en las tardes calurosas y pesadas. Mientras ellos intentan hacer que los estudiantes se comprometan, estos gatos logran que los estudiantes quieran estar en las aulas siendo acompañados por animales educadores. A su vez supimos de escuelas que sus directores han facilitado el espacio, adoptando mascotas sin hogar y lo hacen parte de la problemática comunitaria, incorporando e integrando a los familiares y estudiantes en el cuidado de esta, creando lazos fuertes entre los miembros que se involucran. Además, maestras que indicaron tener cabras y cerdos que dan cátedra compasiva. En fin, pudimos compartir con educadores que se desbordan de agradecimiento por tener la oportunidad de conectarse con otros educadores que piensan y sienten como ellas enfocándose en aquellas cosas que nos unen y no en las que nos separan. Es precisamente esa unión la que logrará un cambio de pensar hacia las mascotas abandonadas y comenzará a abrir espacios de discusión socializada, dirigidas a la no violencia, brindando herramientas para manejarlo.
El acuerdo sigue vigente y hemos impactado a más de 1,000 maestros. Sin ninguna reserva, les podemos decir, que ha sido toda una aventura. Hemos colaborado en esta gesta, para poder crear contextos educativos que incluyan valores como, el respeto, la justicia, y la responsabilidad. Apostamos a un Puerto Rico que reconozca que no se trata de perros, cerdos, caballos, peces y gatos únicamente, se trata de un colectivo sediento de espacios de paz, solidaridad y sana convivencia. Finalmente, tuvimos oportunidad para celebrar el amor que le tenemos a las mascotas, pero sobre todo la responsabilidad que sentimos de crear un mundo que entienda que el abandono, maltrato y negligencia no tiene que ser parte del diario vivir de nuestro país. Hoy aspiramos a que todas y todos nos convirtamos en educadores compasivos y le digamos que sí al valor del bienestar animal.
Autoras:
Úrsula Aragunde Kohl, Psicóloga Clínica, Profesora e Investigadora UAGM, Gurabo
Norma I. Dalmau Ramírez, Estudiante doctoral Psicología Consejería, UAGM, Gurabo
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